jueves, 28 de octubre de 2010

Hablando de perfiles...

Aún lejos de un futuro profesional, pues mis estudios están lejos de encauzar su fin, los perfiles profesionales que elegiría, si estuviera en disposición de elegir, serían el de relaciones públicas y Dircom dado que dentro del “mundillo comunicativo” son las que más me convencen, aunque por lo que creo, van a ser los dos perfiles más estudiados por mis compañeros sin ninguna duda, con el permiso de los creativos.

Después de realizar la búsqueda en internet he podido comprobar que los nombres de Carlos Martorell, Joan Costa y Natalia Martini se repiten mucho cuando hablo tanto de relaciones públicas como de Dircom, dado que todos ellos elaboran de cajón dichas labores. 

Carlos Martorell se ocupa con todo tipo de cuestiones relacionadas con la promoción, organización de eventos, divulgación y desarrollo de marcas, personajes y empresas. Su trabajo se caracteriza por incluir en las Relaciones publicas: la dirección artística, el estilismo, la decoración, el diseño gráfico, el control de imagen global y el seguimiento en medios informativos.
Otro de los renombres lo encontramos en Joan Costa. Es comunicólogo, diseñador, sociólogo e investigador de la comunicación visual. Es consultor de empresas y profesor universitario. Ha dirigido más de 300 programas de Comunicación, Imagen e Identidad Corporativa para empresas e instituciones de diferentes países de Europa y América Latina.
 Por último también tenemos a Natalia Martini. La cual dirige actualmente su propia consultora de comunicación. Es fundadora y editora del Primer Portal de Relaciones Públicas, RRPPnet (dos millones trescientas mil visitas anuales) desde el 2001. Su experiencia en los medios de comunicación como conductora y productora de programas radiales y su experiencia con las nuevas tecnologías de la comunicación, son siempre fuente de inspiración para sus artículos en los que se ve reflejado su interés por los Mass Media.
Tanto la figura del Dircom como la de relaciones públicas contribuye a gestionar de manera coherente y homogénea las tres áreas que abarca el modelo de comunicación integral: comunicación de marketing/comercial, comunicación corporativa/institucional y la comunicación interna. 

Para ser un buen Dircom se necesita ser un estratega y planificador. Saber diferenciar el tipo de comunicación. Pertenecer a la alta dirección de la empresa. Comunicarse bien con todas las personas de la organización. Saber venderse al público. Diseñar acciones, planes y programas de comunicación. Supervisar todos los actos comunicativos. Y por último evaluar todas las acciones y objetivos.
Funciones muy parecidas son las de relaciones públicas, tanto que prácticamente podríamos meterlas en el mismo saco. Ya que en este perfil es necesario la gestión de las comunicaciones internas y externas. Analizar y comprender la opinión pública. Funciones humanísticas y trabajar conjuntamente con otras disciplinas.

Por mi parte creo que podría desarrollar buena parte de las funciones mencionadas anteriormente ya que se me da bien gestionar acciones y objetivos, pero como ya expliqué anteriormente en uno de mis post nos encontramos ante una sociedad muy preparada que está muy poco experimentada y hasta que resolvamos esa lucha entre aptitud y actitud no podremos ser personas de renombre en ninguno de los perfiles marcados. Pero lejos del pesimismo, creo que con esfuerzo y buen hacer podremos conseguir hacernos un hueco, ya veremos el tamaño, en nuestros perfiles profesionales.

jueves, 21 de octubre de 2010

REPUTACIÓN INTERACTIVA

Para comenzar mi post en el blog, tengo que decir que esta es, de momento, la práctica que más me ha decepcionado. Los motivos son simples y concisos, hasta ahora nos ha tocado hablar de temas interesantes, pero cuando el tema eres tú, la cosa ya cambia. Todo es puramente subjetivo, y nadie puede opinar salvo tú mismo.

Pero en fin, pongámonos manos a la obra…


He de reconocer que mi Egosurfing no me ha producido muy  buenas sensaciones cuando he puesto mi nombre entero en internet. Sin comillas ha sido mucho más gratificante que con las comillas, puesto que sin las comillas me han salido aproximadamente 118.000 resultados (guuuaaaaau). Aunque de esos 118.000 realmente se refieren a mí unas siete u ocho, siendo los restantes 117.993 resultados meras aproximaciones que para nada tienen que ver conmigo, bueno una hace referencia a mi hermano por su Facebook, y otras muchas tantas a mi padre por sus méritos personales, pero las demás no se aproximan nada a mi persona. Y me hace gracia que cuando tecleo mi nombre no pare de salir el puñetero Andrés Iniesta. No me malinterpreten, pero los que se apellidan “Iñesta” saben de lo que les hablo, dado que yo también estoy harto de que escriban mal mi nombre o que cuando lo diga me hagan siempre la misma bromita… “¡Anda, te apellidas como el futbolista!”.
Con todo esto encuentro dos conclusiones a modo de problema. Una es que no soy nadie en internet, más que un simple dato, y dos, Google necesita urgentemente un buen filtro.

Anécdotas aparte, lo que me ha llamado y mucho la atención es que todas mis menciones hayan sido relacionadas con la UA. Ya sea en los resultados de los cursillos de libre configuración donde me he inscrito, o en los listados de cambio de grupo de la licenciatura a la que pertenezco. Con todo esto quiero decir que si yo no hubiera cursado estudios universitarios, nunca habría salido en internet, ni siquiera por “mi Facebook” dado que no tengo.

Pero la cosa es muchísimo más alarmante cuando pongo mi nombre con las comillas, dado que para mi sorpresa sólo salgo una vez. Triste pero cierto, y únicamente para hacerme mención en un Fotolog en el año 2008.

Hasta ahora nunca me había planteado mi reputación on line, y por lo tanto nunca me había preocupado por ello. Pero viendo la situación, veo la necesidad de pulirme un perfil y ser conocido por algo positivo, y no por figurar como un mero dato en una larga lista. Aunque prefiero no hacer muchas conjeturas sobre mi futuro perfil, por si las cosas no salen como deben. Por ello va a tocar ponerse manos a la obra y labrarme un buen futuro, y si es en el campo de las relaciones públicas, mejor.

jueves, 7 de octubre de 2010

Actitud vs Aptitud

No es difícil esclarecer las grandísimas dificultades a las que se expone un joven prometedor y entusiasta a la hora de salir a la calle para encontrar un trabajo en el cual te sientas realizado, desempeñes una labor digna, te guste lo que hagas y que encima te remuneren por ello. Claro está que en los tiempos que corren, uno no está para elegir, ni siquiera para encontrar un trabajo en el que la labor que emplee sea reconfortante espiritualmente.

Con todo esto no quiero decir que los jóvenes de hoy en día, en los cuales me incluyo, sean lo suficientemente buenos para estos trabajos, ya que no contamos con la suficiente experiencia para desempeñar otros cargos. El sacrificio y el trabajo duro tienen que ser vocablos incluidos en nuestro diccionario laboral. No todo es coser y cantar y mucho menos en los tiempos de “incertidumbre económica”, por llamarlo de alguna forma, que atravesamos. Ahora más que nunca toca enfundarse el mono de trabajo y empezar a forjarse un futuro tanto en las aulas adquiriendo formación y aptitud como en el mercado obteniendo experiencia y actitud.
Vivimos en la época del exceso (aunque ahora mucho menos que antes) y eso es algo que a los jóvenes no nos ha ayudado nada a la hora de que los responsables de la contratación se creen buenas expectativas sobre nosotros mismos. El ser humano siempre quiere más de lo que necesita, y eso nos lleva a la extrema comodidad, a la avaricia por la cantidad, a la pérdida de valores y a la exigencia por una futura vida sin complicaciones, fruto de todo esto nace la generación ni ni. Y eso es algo que nos ha hecho mucho daño a los jóvenes de mi generación dado que los empresarios de hoy día piensan que vivimos adscritos a estas condiciones clasificándonos en una sección que no es para nada la que merecemos pero sí la que nos han hecho ganar. Lo que nos ha hecho caer en la trampa de comparar a los jóvenes de ahora con los de antes. Lo que hay que comparar es una sociedad con la otra. Los valores que cambian son los de toda la sociedad. Y no lo digo yo, sino el señor Javier Elzo, catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto.


 Sin embargo, no es justo caer en una guerra de sociedades y generaciones. Nuestros mayores usaban valores que puede que ahora estén un poco en desuso pero mi generación utiliza otros muchos que estaban inexplorados anteriormente, ya sea por la falta de oportunidades, el régimen en el que se vivía, u otras circunstancias.

Se supone que la nuestra, es la generación más preparada, pero yo no lo noto en España. Tal vez tengamos que utilizar el método Chino, en el que la estrategia es fundamental en la economía del país. Todo poderoso, a pesar de su formación académica, tuvo que empezar desde lo más abajo a sabiendas de que subiría como la espuma. La diferencia con el método chino, es que nosotros a pesar del trabajo duro, nadie nos asegura subir peldaños y podemos sufrir la circunstancia de quedarnos atascados pese a nuestras habilidades en este caso desaprovechadas.