jueves, 7 de octubre de 2010

Actitud vs Aptitud

No es difícil esclarecer las grandísimas dificultades a las que se expone un joven prometedor y entusiasta a la hora de salir a la calle para encontrar un trabajo en el cual te sientas realizado, desempeñes una labor digna, te guste lo que hagas y que encima te remuneren por ello. Claro está que en los tiempos que corren, uno no está para elegir, ni siquiera para encontrar un trabajo en el que la labor que emplee sea reconfortante espiritualmente.

Con todo esto no quiero decir que los jóvenes de hoy en día, en los cuales me incluyo, sean lo suficientemente buenos para estos trabajos, ya que no contamos con la suficiente experiencia para desempeñar otros cargos. El sacrificio y el trabajo duro tienen que ser vocablos incluidos en nuestro diccionario laboral. No todo es coser y cantar y mucho menos en los tiempos de “incertidumbre económica”, por llamarlo de alguna forma, que atravesamos. Ahora más que nunca toca enfundarse el mono de trabajo y empezar a forjarse un futuro tanto en las aulas adquiriendo formación y aptitud como en el mercado obteniendo experiencia y actitud.
Vivimos en la época del exceso (aunque ahora mucho menos que antes) y eso es algo que a los jóvenes no nos ha ayudado nada a la hora de que los responsables de la contratación se creen buenas expectativas sobre nosotros mismos. El ser humano siempre quiere más de lo que necesita, y eso nos lleva a la extrema comodidad, a la avaricia por la cantidad, a la pérdida de valores y a la exigencia por una futura vida sin complicaciones, fruto de todo esto nace la generación ni ni. Y eso es algo que nos ha hecho mucho daño a los jóvenes de mi generación dado que los empresarios de hoy día piensan que vivimos adscritos a estas condiciones clasificándonos en una sección que no es para nada la que merecemos pero sí la que nos han hecho ganar. Lo que nos ha hecho caer en la trampa de comparar a los jóvenes de ahora con los de antes. Lo que hay que comparar es una sociedad con la otra. Los valores que cambian son los de toda la sociedad. Y no lo digo yo, sino el señor Javier Elzo, catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto.


 Sin embargo, no es justo caer en una guerra de sociedades y generaciones. Nuestros mayores usaban valores que puede que ahora estén un poco en desuso pero mi generación utiliza otros muchos que estaban inexplorados anteriormente, ya sea por la falta de oportunidades, el régimen en el que se vivía, u otras circunstancias.

Se supone que la nuestra, es la generación más preparada, pero yo no lo noto en España. Tal vez tengamos que utilizar el método Chino, en el que la estrategia es fundamental en la economía del país. Todo poderoso, a pesar de su formación académica, tuvo que empezar desde lo más abajo a sabiendas de que subiría como la espuma. La diferencia con el método chino, es que nosotros a pesar del trabajo duro, nadie nos asegura subir peldaños y podemos sufrir la circunstancia de quedarnos atascados pese a nuestras habilidades en este caso desaprovechadas.

1 comentario:

  1. Permíteme que rescate una de tus frases: "Se supone que la nuestra, es la generación más preparada"

    Estoy de acuerdo y creo que das en el clavo. Quizá nos hemos centrado demasiado en preparanos en un sentido estrictamente técnico, y nadie nos ha enseñado a "buscarnos la vida".

    Imagínate a tí como empleador. ¿Cogerías a una persona por sus titulaciones o valorarías también su actitud? Actitud: en eso no nos han sabido orientar. Por eso nos sorprendemos tanto al leer casos de éxito fuera de España.

    Si queremos cambiar la tendencia, hay que ponerse en marcha desde ahora mismo. :))

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